STAVROS
Aguanta niña—paso mi dedo por su coño que se resbala con facilidad debido a la humedad—aguanta
—Me vendré y no te daré el placer—se toca dándome la vista de como entra y sale con sus dedos, así como la primera vez en su habitación—¿ahora si quieres follarme?
—No voy a follarte—eso creo
—Pues entonces tampoco te daré el gusto de tocarme.
Dice desafiándome al tiempo que aumenta la velocidad de sus dedos, golpeo el manubrio porque me enferma que me rete y llego a casa a tiempo apartando las manos de su coño con el fin de subir su vestido.
—Bájame animal—golpea mi espalda cuando me adentro con ella a la casa—bájame patan, bájame.
—Cállate que despertaras a la nana—le doy varias nalgadas subiendo las escaleras que en dos zancadas ya estoy abriendo la puerta y cerrándola con el pie dándole la espalda.
—¿Qué quieres? —me da un sonoro bofetón que me hierve la sangre—no me follas, pero tampoco me dejas tocarme—otra que me deja ardiendo la mejilla y tomo su mano—tampoco permites que otr