STAVROS
No me había sentido así ni con su hermana, pero no se Andrómaca que veneno esta vez ha utilizado para tenerme como me tiene.
Todo me estorba, me sofoca y terminó aflojando varios botones de mi camisa tumbándome en la cama, me desespero con tantos malos pensamientos, quisiera entender porque estoy así por una mujer, quisiera saber que se esconde detrás de ese rostro angelical y cuerpo de infarto.
Mi teléfono suena y lo dicho por la persona me saca de la habitación para montarme en mi auto, manejar como un completo demente, rebasando todo límite de velocidad permitido con mis hombres detrás, llego a una disco donde alocadamente baila Andrómaca.
Esquivo varias personas reconociendo entre la oscuridad el vestido rojo que la hace resaltar ante la noche, hombres la rodean como buitres y ella los tienta bailando sensualmente.
—Largo—empujó al primero enfrentándome con los demás al tiempo que el sujeto de la cintura pegándola a mi—es mi esposa imbécil.
Se ríe cuando me ve y me empuja