STAVROS
Soy un salvaje empalándola, sudo abriendo su culo, sus gritos no se comparan con mis gruñidos y el calor que me domina, estoy envuelto en una nube en donde me convierto en bestia golpeando sus nalgas dejándolas de color rojo donde el morbo me posee desaforándome más.
No parece fastidiarle ahora mismo mi velocidad, la intensidad y la fuerza con la que le follo el culo, muero lentamente con cada embestida cargada de brutalidad, abro sus nalgas y ella las levanta para el encuentro de mi polla contra su caliente agujero.
—¿Te gusta?
—No pares animal.
Ella es la bestia cuando me exige más, y no me detengo complaciendo a la maldita ninfómana que no se cansa de recibir la polla de un hombre que la daña por dentro, le gusta como le parto el culo con fuerza mientras que a mi la vista se me escurece con la estela negra que me cubre los sentidos al sentir como mis bolas se contraen en tanto me derramo en su interior soltando los últimos embastes con fuerza y sevicia que la arquean de pla