Yo soy su luna
Yo soy su luna
Por: Nellyth
Renata

En el centro de la ciudad de Caracas. Una joven camina, lleva sus brazos cruzados y unos audífonos en sus oídos. Su ropa era suelta, parecía que está no hacía contacto con su piel por lo que se notaba su delgadez. 

Le encanta la lectura, el arte, la música, todo aquello que la haga distanciarse por momentos de la realidad le agrada.

La ciudad abarrotada de gente la hace sentir insatisfecha, le molesta la cercanía de los demás y los ruidos molestos que a diario debe escuchar.

Tiene 23 años y trabaja de archivadora, un trabajo que solo eligió por beneficio, el cual era estar 8 horas de trabajo dentro de aquel pequeño espacio sin que la molestarán.

No tenía contacto con sus compañeros. No quería entablar ningún tipo de relación. Ella prefería enfocarse en lo suyo nada más.

Tiene su cabello negro corto hasta los hombros, lacio y con brillo, con ojos grises, sus labios son pequeños con un tono rosa natural y su piel blanca la hacia resaltar.

Para todos es un misterio su silueta debido a la ropa que acostumbra usar.

Acostumbra comer en su pequeña oficina, después de almorzar aún teniendo tiempo libre sacaba sus libros. Estos siempre cambiaban ya que solo le toma un día y una noche, leer uno de esos.

Odia el romance, pero aquel día el libro que sacó no le agradó. Era un libro de lobos y ya las primeras páginas la tenían al borde del asco. No por la sangre y la muerte, sino por el absurdo parentesco entre mates.

"¿En serio no pueden separarse? ¿Se reconocen al instante y sus aromas los hacen excitarse?" Era lo que preguntaba en su cabeza en cada página que leía de amor apasionado y entrega total de los protagonistas "es asqueroso".

Renata no quería seguir leyendo. Pero sin quererlo seguía perdida en aquella historia que le asqueaba.

Tanta fue su inmersión en el libro que su hora de comida pasó y ella no había retomado su trabajo. Estaba como hipnotizada y quería saber cómo terminaba todo, pero unos golpes a la puerta la llevaron a la realidad.

—En pocos minutos salimos —esto fue dicho por un compañero que estaba de pie en la puerta, Renata tomó su teléfono para ver la hora dándose cuenta que casi eran las 4 de la tarde, ella sin mirarlo —gracias — fue su única respuesta.

El hombre la miró cuando se levantó para arreglar todo y se dio la vuelta marchándose, con esa mujer nadie podía establecer una conversación.

Renata arregló todo y en 15 minutos ya era la hora de salida, agradece que siempre tiene todo en orden antes de tiempo. De no ser así debía quedarse horas extras.

Y ahí va Renata nuevamente, está en la entrada de la oficina, suspira una vez después de ver que todos sus compañeros se han ido, se coloca unos audífonos en sus oídos y sale a la calle. 

Comienza a caminar a donde está su departamento que está a pocas calles. Aquel que rentó en el momento que decidió dejar a su madre y vivir sola. 

Renata es hija de Mercedez y Julio. Sus padres fueron un matrimonio feliz por muchos años, ella nació cuando ellos ya tenían 5 años de casados convirtiendose en el amor de sus padres.

Una niña tan pequeña no entendía que las cosas no eran color de rosa y que la familia feliz era solo una fachada.

Sus padres peleaban a diario tras la puerta de su habitación, dejando a la niña ajena a sus problemas.

Julio solicitó el divorcio cuando la niña tenía 3 años. Fue agotador para ambos todo el proceso aún así él no peleó lo material su pelea era por la niña, el  sabía que su ex esposa era inestable aún así nadie lo apoyo.

Mercedez era la única con la que Renata creía tener un vínculo real, pero su madre la maltrato psicológicamente por mucho tiempo. La usó muchas de veces para dañar a su padre, Mercedez la usaba cuando quería algo de algún familiar obligándola  a mentir para su beneficio y la llegó a enfermar solo por llamar la atención.

Renata la odiaba, por supuesto, aunque prefiere alejarse de todos. Quizás es su forma de defensa y protección así que para ella es lo mejor, vio a su padre irse con el corazón roto y en lágrimas después de que ella con 5 años le gritara que lo odiaba eso no puede olvidarlo.

Cuando le organizaba sus cumpleaños su madre no la dejaba asistir, por teléfono ella le recordaba que lo odiaba y no quería verlo. Su padre no cometió alguna falta y de eso se dio cuenta años después.

Creía en su madre cuando le decía que su padre no la quería, que la abandonó y que no volvería con ella.

En el colegio con 10 años comenzó a alejarse de todos incluidos sus dos mejores amigos, su padre hacía meses que había saltado al vacío, él sentía mucho dolor al no lograr acercarse a su hija a pesar de luchar muchas veces en la corte y escucharla repetirle que lo odiaba, Renata solo podía repetirse que era malvada al creer que era su culpa.

Llegó al edificio tras una caminata de 20 minutos, ya dentro esperó el ascensor que la llevaría al 10mo piso, este llegó pronto y ella entró, recordó entonces que  aún le quedaban algunas páginas para leer así que abrió su mochila para sacar el libro.

Sin embargo, el teléfono repicó, lo sacó de su bolsillo y en cuanto vio el identificador suspiró mirando al cielo.

"Qué molesta" —atendio el teléfono aún con sus audífonos —Dime.

*¿Por qué me respondes así? Soy tu madre —Renata alzó su ceja derecha mientras sonreía con amargura.

*Lo sé, aunque no es algo que agradezco.

*Necesito que vengas a casa, alguien quiere conocerte.

*No me interesa nada que venga de ti. Te lo he repetido muchas veces ¡Te quiero lejos de mi vida! Ya me hiciste mucho daño.

*Muchacha idiota, este hombre es perfecto.

*Adiós Merce… —antes de terminar de hablar sintió un crujido que venía desde arriba. Alzó su mirada rogando que nada sucediera pero las luces del ascensor se apagaron.

Renata no supo nada más. Solo podía sentir como la gravedad hacía efecto y la caída despiadada que la llevaría seguro a la muerte.

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