Bueno… aquí voy…

Frunzo el ceño ligeramente mientras creo un corte largo y delgado a lo largo del moretón, delgado pero profundo. Al instante agarro otra toalla cuando la sangre comienza a filtrarse.

Dejo la toalla abajo y uso mis dedos para separar la piel, mis ojos ardiendo mientras trato de encontrar la fuente que le impide sanar. No me lleva mucho tiempo ver los pequeños trozos brillantes de algún tipo de metal… y probablemente mezclados con veneno.

Me pongo a trabajar para quitarlos y pronto me olvido de todo excepto del objetivo en primer plano de mi mente: curarlo. Ajusto mi posición, metiendo mi rodilla y mi pierna debajo de mí mientras me concentro en lo que estoy haciendo.

Después de un rato, hago una pausa para limpiarme la frente sudorosa cuando mi brazo roza su bulto, que ya se ha caído, para mi decepción.

Vaya, él está herido y estás viendo su pene, bien hecho, chica.

Respiro profundamente, sintiendo la familiar descarga de adrenalina que siempre se apodera de mí cu