Durante el caos en la comisaría la última vez, August tenía guardaespaldas de la familia Bauer con él. Por desgracia, había demasiados periodistas persiguiéndolo.

Los guardaespaldas no se atrevían a contraatacar, mientras que las familias de las víctimas no tenían freno.

August no tenía forma de defenderse de la multitud que lo perseguía.

Muchos sacaron sus armas para atacarlo. Si no fuera porque August era un experto en artes marciales, sus miembros habrían desaparecido hace tiempo.

Sin embargo, seguía magullado por todas partes. Incluso tenía ojeras.

August no le guardaba rencor contra esa gente. No tenía sentido.

Sin embargo, ¡sabía que Harvey era el culpable de todo esto!

“¡¿Cómo se atreve a seguir contradiciéndome?!”.

“¡Él pagará!”.

Aunque August se sorprendió al darse cuenta de que Harvey seguía pensando en maneras de arruinar sus planes bien trazados, estaba más sorprendido de que Harvey de verdad tuviera las agallas para contraatacar. De hecho, el hombre ponía constant