Harvey agitaba tranquilamente la palma de su mano cada vez que hablaba.

Vince gritaba de rabia mientras la sangre se filtraba sin control por sus orificios.

¡Él era un Dios de la Guerra!

¡No tenía comparación!

Los diez Santos de la Espada de las Naciones Insulares le habían enseñado todo con esmero, solo para que pudiera ascender...

¡Pero fue inútil!

Vince fue completamente derribado por Harvey, que solo se estaba poniendo un poco serio. Vince ya no tenía fuerzas para defenderse.

¡Eran simples bofetadas en la cara!

Si Harvey hubiera utilizado un movimiento legendario de algún campo de entrenamiento de artes marciales sagrados para derrotar a Vince, al menos podría haberlo reconocido.

Vince no solo estaba herido físicamente por las constantes bofetadas, ¡sino que su dignidad había quedado totalmente mancillada!

¡Las bofetadas eran demasiado simples!

Y, sin embargo, ¡un Dios de la Guerra como Vince no podía hacer nada contra ellas!

¡Ni siquiera cuando utilizó todas sus fuerza