--- Héctor Plourde ---
Tal como Betancourt dijo, llegamos a urgencias del Hospital Ángeles, dije que iba por parte de él e inmediatamente atendieron a Ana. No hicieron preguntas, solo se enfocaron en hacerle los estudios que requerían para descartar contusiones o golpes que no eran visibles y pudieran ocasionar problemas graves a futuro.
No me he despegado ni un momento de ella. Ernesto dejó estacionada mi camioneta en el lugar que nos asignaron y finalmente se marchó.
Al final, el que se quedara no iba a ser muy útil, prefirió ir a casa a prepararnos una muda para ella y para mí, ya que es seguro que ella se quedará a pasar la noche aquí.
- ¿Señor Plourde? – dice el médico que está atendiendo a Ana.
- ¿Sí? Dígame… respondo mientras veo que llevan a Ana en camilla hacia una habitación.
- Llevamos a la señora Plourde a su habitación, salvo el labio partido y el golpe en la nariz. Los golpes que se llevó con la caída no son severos, ya le hemos puesto medicamento para el dolor e inflamac