--- Ana Teyssier ---
Era sábado por la tarde, regresé al apartamento para arreglarme, sin pensar, había aceptado salir con un hombre que conocí anoche. Sinceramente, no sé por qué lo hice y ahora, estoy hecha un manojo de nervios y desconozco la razón.
Al mirarme al espejo, es la segunda ocasión que me arreglo y luzco diferente a los demás días. Hoy me puse un vestido veraniego que siempre me saca de apuros, es negro y tiene diminutas flores.
Minutos más tarde, evaluó los pros y contras de salir, terminó convenciéndome de no cancelar. Me pongo mis bailarinas, tomo un suéter y mi bolso, para luego salir del apartamento. Antes de salir, le mandé un mensaje al señor Betancourt, le di mi ubicación y solo era esperar a que llegaran por mí.
Cuando llego al punto de encuentro, me sorprendo al ver a Mateo descender de una elegante BMW X6, algo diferente al auto de ayer.
Mateo me saluda cortésmente y abre la puerta para que suba, “¡Demonios Ana! Tú siempre te andas metiendo en problemas por no