A la mañana siguiente, al levantarme, el solo pensar en lo que había ocurrido hace unas cuantas horas, provocó que mi panza sintiera cosquillitas, estoy nerviosa, mis manos sudan, el solo pensar que lo vería hoy me generaba una extraña sensación. ¡Soy una loca! ¡Demonios! Este hombre, ¿Qué diablos está haciendo conmigo? No puedo dejar de pensar en ese beso, no puedo dejar de pensar en su aroma; por más que intento, vuelvo a pensar en él.
Es la primera vez en toda mi vida que me siento así, me siento deseada, su mirada y su manera de besar me lo dice todo.
Después de pararme frente al guardarropa opto por un vestido un poco suelto color mango, como siempre me encantan las bailarinas, ¡Ay, Ana te ves preciosa! Me digo a mí misma, no sé qué sucede conmigo, pero incluso hasta he visto cómo mi cabello tiene un poco más de brillo, sonrío frente al espejo al ver mi silueta, sé que no soy bellísima, pero me gusta lo que veo.
El día pasó tan rápido que, cuando me doy cuenta estoy caminando haci