—¿En qué piensas? Te he avisado de que la cena estaba lista, pero no respondiste. ¿No dijiste que te morías de hambre? —Sin que se diera cuenta, Julio apareció detrás de ella.
Sofía salió de sus pensamientos.
—Nada. ¿Podemos comer por fin? ¡Genial!
Se levantó y se dirigió hacia la mesa del comedor.
Julio tenía un don para la cocina. En poco tiempo, preparó tres platos y una sopa, y todos tenían un aspecto y un olor deliciosos.
—Julio, si alguna vez quiebras, considera abrir un pequeño restaurante. Iré a apoyarte. —Con estas habilidades culinarias, Sofía creía que Julio podría triunfar si abría un restaurante.
Julio se rio de su sugerencia y le tendió un plato.
—Si me convierto en jefe de un restaurante, ¿serás tú la jefa?
Sofía se quedó un poco atónita y fingió no haberle oído.
—Estas patatas fritas saben bien. Aunque las corte en trozos enormes, eso no afecta al sabor, ¿verdad?
—¿Es así? —preguntó Julio a su vez, dando a entender claramente que sería extraño que el sabor fuera el m