Sofía suspiró.
—Claro que sí. Todo el mundo merece respeto sin importar quiénes sean o su condición. No puedes menospreciar a alguien porque no sea tan rico como tú, ¿verdad?
Ella no pretendía convencer a Julio de nada. Era de esperar que tuvieran visiones del mundo diferentes dado que habían crecido en entornos muy distintos.
Además, no es que fuera irrespetuoso con todo el mundo. A lo sumo, ignoraba a ciertas personas, optando por no interactuar con ellas.
Justo cuando Sofía se disponía a cambiar de tema, Julio dijo:
—De acuerdo. Aprenderé a ser respetuoso con todo el mundo a partir de ahora.
Sofía le lanzó una mirada curiosa.
—¿Qué? No necesitas...
—¿Algo más que pueda mejorar? Dímelo —dijo Julio, mirando a Sofía con expresión seria.
Ahora sí que Sofía no sabía qué decir. Tras un largo rato de silencio, finalmente respondió:
—No tienes que cambiar nada de ti sólo porque yo lo diga, ¿sabes?
Si Julio cambiaba todo de sí mismo, ya no sería el hombre que Sofía conocía.
—¿No debería m