A Julio no le importaba. No eran tanto sus deseos como lo que ambos se merecían.
—¿Crees que Ernesto te dejará ir sólo porque usaste a los Flores como chivo expiatorio? —Diego sonrió. En su opinión, a Ernesto no le importaba quién había matado a Nicolás. Sólo le importaba que Julio desapareciera.
Ernesto realmente no quería darle a Julio el control de los César.
Julio sonrió levemente, sin preocuparse.
—Eso no es asunto mío. Sólo necesito sobrevivir. No tiene que preocuparse por mí.
Diego se burló.
—¿Crees que estaría preocupado si no fuera por la seguridad de Sofía? Deberías entender la posición en la que te encuentras ahora. Cuanto más cerca estás de Sofía, más peligroso es para ella. No pensarás que el chico César es bueno, ¿verdad?
Pensó que, si a Julio le gustaba Sofía de verdad, tendría que mantener las distancias con ella. De hecho, era mejor que cortaran toda forma de comunicación. Todo era genuinamente por la seguridad de Sofía.
Julio comprendió su razonamiento. Pero también