Hotel, segundo piso, dentro del restaurante.
Daniela le sirvió una copa de vino a Julio.
—Vamos, acompáñame a tomar una copa. Quién sabe si en el futuro podremos sentarnos juntos a comer y beber de esta manera.
Ella hablaba con un tono especialmente melancólico y sus lágrimas casi escapaban. Julio, al ver esto, sintió compasión y no rechazó la copa que ella le ofreció.
—Julio, si en el futuro cometo un gran error, ¿me perdonarías? —Daniela observaba a Julio mientras bebía esa copa de vino. Su corazón estaba lleno de ansiedad.
Ella conocía a Julio y precisamente por eso sabía lo aterrador que podía ser cuando se enfadaba. Sin embargo, no tenía otra opción, a estas alturas solo podía correr el riesgo y ver qué pasaba. ¿Y si tenía éxito?
Julio, con rostro serio, la miró.
—Daniela, ya has cometido muchos errores, espero que no vuelvas a cometer otros similares.
—Entonces, si hay una próxima vez, ¿ya no me perdonarías? —La desesperación llenaba el corazón de Daniela, mezclada con un poco