— ¿Por qué vives aquí?— Antonio frunció el ceño mientras hablaba. Mariana, al escuchar su voz familiar, confirmó que la persona frente a ella no era una ilusión.
En ese momento, no se sintió emocionada por la presencia de Antonio. Más bien, se llenó de miedo. Retrocedió bruscamente varias veces, mirando con precaución a la persona frente a ella.
— ¿Cómo llegaste aquí? ¿Qué estás intentando hacer?
Su reacción fue tan fuerte que Antonio se sorprendió.
—Solo pasaba por aquí.
— ¿Pasando por aquí?— Mariana no creía en esa explicación. La ubicación de este lugar estaba lejos del centro de la ciudad y no había manera de que Antonio pudiera estar casualmente en un lugar así.
—No has respondido mi pregunta. Te di tanto dinero, ¿por qué vives aquí?— Antonio volvió a preguntar, su ceño fruncido sin mostrar signos de relajación.
Mariana inhaló profundamente, manteniendo cierta distancia entre ellos, antes de responder: —Ya que ya me diste el dinero, ¿no debería ser mi decisión dónde vivir? ¿Nec