Capítulo 3

Ágata

Después de ver dos películas, me doy cuenta que ya eran las 6.30 p.m.

—Me tengo que ir, ya es muy tarde, —anuncio.

Veo que se levanta, toma una chaqueta y una llave.

—Vamos, te llevare, no quiero que te pase lo mismo que ayer y antes de que rechaces, no aceptare un no como respuesta, —murmura bastante serio.

—Está bien, —suspiro frustrada por no poder decir que no, ya el chico ha hecho mucho por mí. Salimos del apartamento, subimos al elevador. Poco después nos encontramos en el estacionamiento, llegamos frente a un auto negro, él me abre la puerta como todo un caballero—Gracias, —susurro pasando por su lado y sintiendo el espectacular perfume que lleva puesto. 

Él me sonríe, se desplaza al lado del conductor, le doy mi dirección cuando se acomoda. En todo el camino hablamos y seguimos conociéndonos, él es muy divertido y tierno, no obstante siento que esconde algo. Llegamos a mi apartamento que está ubicando en uno de los lugares más peligrosos de Inglaterra. Maiquel baja del auto y me abre la puerta.

—Te acompaño hasta tu piso, —comenta.

Subimos hasta mi piso por las escaleras, ya que el edificio no cuenta con ascensores. Cuando llegamos, abro la puerta y me hago aún lado para que él pase primero.

Cuando ingresamos le pido que tome asiento y se ponga cómodo.

— ¿Te gustaría algo de tomar? —Cuestiono.

Veo que observa el apartamento para luego mirarme.

—Un vaso con agua, sino es mucha molestia, —asiento.

¡Dios me encanta su acento!

Voy a la cocina tomó un vaso, le echo agua y salgo a la sala. Se lo entrego y se lo toma luego me siento a su lado y hablamos un rato más, ya que es un agradable conversador.

(....)

Miro por la ventana y veo que ya está oscuro.

—Bueno creo que me tengo que ir, —anuncia poniéndose de pie—Me gustaría que me concedas una cita, —su manera de pedirla parece digna de otra época y me gusta. 

— ¿Una cita? —Cuestiono sorprendida.

—Sí, —responde sonriente y con un gesto que lo hace ver lindo.

—Bueno mañana estaré libre después de la Universidad, —murmuro ocultado mi entusiasmo porque el chico quiere verme de nuevo. Estudio diseño gráfico, amo la carrera aunque es un total tormento.

—Bueno pasó por ti entonces, —anuncia mientras lo acompañó a la puerta.

—Muy bien, —murmuro y nos observamos por un momento. Él baja la vista hasta mis labios y yo hago lo mismo. Veo que se va acercando y me da un casto beso, yo me sonrojo a más no poder.

—Adiós bella luna, —susurra antes de marcharse dejándome confundida.

(...)

Después de que Maiquel se fuera, entre a mi habitación, me quito la ropa que tengo puesta y me pongo la pijama. Me acuesto en mi cama, me quedo un rato pensado en Maiquel y aunque solo lo conozco desde hace dos días me siento segura cuando estoy con él y creo que hasta me ¿Gusta?

Tengo que estar loca, ¿Dos días y ya me gusta? Cuando estoy por acomodarme para entregarme a los brazos de Morfeo, suena el timbre de la casa.

Salgo de la cama y me pregunto quién será a esta hora, cuando abro la puerta del apartamento mi sorpresa es que es Emili echa un mar de lágrimas, me mira y se lanza para abrazarme. De seguro su estúpido novio la dejo.

— ¿Qué pasa Emi? —Cuestiono acariciando su espalda, ella sigue llorando. La separo de mí y le ayudo a entrar al apartamento, cierro la puerta y la llevo al mueble donde la abrazo.

—Ángel me dejo —solloza.

—Emi, Dios que mal ¿Quieres que te preparé un chocolate? —Cuestiono.

Solo tiene un mes saliendo con ese maldito y ahora la deja, ¿Por qué será que todos los hombres buscan lo mismo? Y si estoy hablando de sexo. Sé que el chocolate la hará olvidar un poco su pena. Voy a la cocina y diez minutos después ya estoy en la sala con dos tazas de chocolate con tostadas, es una habilidad lo de preparar cosas rápido.

Esta no es la primera vez que le sucede algo similar. Ángel es el segundo hombre que la deja por no darle la muestra de amor, si no saben que es la muestra de amor es: entregar la virginidad.

—Bien, ahora ya me puedes contar lo que paso, —anuncio después de que se tranquilizara.

(...)

Después de que Emili me contará lo que le paso, nos fuimos a mi habitación donde sacamos una cama que hay debajo de la mía, la colocó en el suelo y le doy una colcha para que se pueda abrigar mientras que yo subo a la mía.

Emi, —la llamo y ella responde con un sonido extraño que hace con su gargantaMañana saldré con un chico, —murmuro jugueteando con mi dedos, siento como un peso cae sobre mi soltando gritos de una mujer loca.

— ¿Quién es?, ¿Cómo?, ¿Dónde? Y ¿Cuándo? Pregunta emocionada mientras me aplasta con su cuerpo, me quejo de dolor y ella baja rápido de mí— ¿Qué pasó? —Cuestiona preocupada quitándome las colchas, es ahí que chilla de horror al ver los moretonesPero ¡¿Qué diablos te sucedió?! —Suelta gritando.

Dios, no grites, regaño, ella asiento con la cabeza. Le comienzo a contar todo lo que me ha sucedido dentro de todas estas horas que tenemos sin vernos, se siente culpable al principio pero luego le digo que no es su culpa.

(...)

Después de contarle todo lo que paso ella estaba horrorizada y la vez curiosa por el misterioso chico del que le hable durante horas.

— ¿Cómo es el chico que te salvo, es guapo? Interroga emocionada, parece una loca.

Es más que guapo, es un caballero, atento y tiene un cuerpo espectacular, cabello negro y unos hermosos ojos azules, —murmuro imaginando el rostro de Maiquel y su encantadora sonrisa que deslumbra a quien lo mira.

Uyy... Alguien está enamorada, —suelta entre risa y yo me sonrojo.

— ¡Claro que no! —Chillo cubriéndome con las colchas para evitar sus burlas.

Bueno, mañana te ayudaré con el vestuario y no quiero una no como repuesta, —murmura para bajar de mi cama, Emili aparte de mejor amiga es mi vecina. Cuando proceso todo me acomodo para dormir, poco después caigo en los brazos de Morfeo soñando con esos hermosos ojos azules.

(...)

Estoy en un bosque muy hermoso, voy caminando y me encuentro una cascada de agua muy cristalina. Me acerco y veo mi reflejo: estoy cubierta por un vestido blanco y estoy descalza.

Ahora es que me doy cuenta de cómo voy vestida, a veces pienso que soy media tonta. Escucho un ruido extraño detrás de mí, volteo quedando en shock, ya que veo un lobo negro enorme con unos ojos azules grisáceo igual a los de Maiquel.

Lo malo de todo esto, es que el lobo me inspira seguridad, por extraño que parezca, no le tengo miedo.

Muy pronto estaremos juntos, mi hermosa luna, —escucho esa voz ronca en mi cabeza y pienso que es Maiquel el que me habla.

— ¿Me hablaste? —Cuestiono mirando al lobo fijamente. Me acerco a él y tocó su pelaje negro como la noche.

Muy pronto mi hermosa luna, —se separa de mi y siento una opresión en el pecho, ya que no quiero que me abandone. Se aleja un poco más y se sienta en sus patas trasera, y es cuando veo que se está transformado en...

— ¡Ágata!, ¡Ágata!, ¡Ágata! —Despierto sobresaltada por los gritos de Emili.

— ¿Qué pasa Emi? —Cuestiono medio adormilada, pero asustada por ese extraño sueño que estaba teniendo hasta que la loca me interrumpió.

—Llegarás tarde a la universidad, —comenta y observo que está aún con su pijama. Me levanto y sigo pensado en ese extraño sueño, pero lo que más extraño que me resulto es las palabras que me dijo el lobo que fueron exactamente la misma que dijo Maiquel anoche ante de irse: mi luna.

Me despojó de mi pijama y quedó completamente desnuda, camino hasta la ducha, preparo la lluvia artificial y entró en el agua, tomó mi esponja y mi jabón con olor a fresas. Lo aplico en la esponja y comienzo a tallar mis pechos que no son tan grandes ni tan pequeños.

Cuando siento que estoy limpia decido lavar mi cabello, tomo mi shampoo con olor a chocolate y lo aplico en mi cabellera rubia. Cuando termino de lavarlo, entró debajo de la lluvia artificial para retirar el shampoo.

Después de que estoy bañada salgo de la ducha y la cierro. Tomo dos toalla una para el cuerpo y otra para el cabello, camino a la habitación y veo un hermoso vestido negro, voy a los cajones, tomo mi ropa interior blanca me la coloco y me pongo el vestido que me imaginó que lo escogió Emili.

Mi cabello rubio natural lo ondulo, me maquillo un poco porque no me gusta maquillarme mucho. De seguro se preguntarán para que te arregles tanto si vas para la Universidad, pero lo que pasa es que hoy es mi cita con Maiquel estoy muy emocionada.

Cuando estoy lista bajo a la cocina, tomo mi cereal favorito lo coloco en un tazón, le echo leche y me como todo.

— ¡Estas hermosa! —Exclama Emili entrando a mi apartamento.

—Gracias. —Voy al baño y cepillo mis dientes.

Tomó mi mochila y voy a la sala donde esta Emili viendo la TV, cuando voy a la puerta me dice:

— ¡Usa protección! —Gritando y yo me sonrojó por la vergüenza.

—Idiota —murmuro y cierro la puerta.

(...)

Treinta minutos y ya estoy en la Universidad, entro a mi salón a esperar que llegue el maestro de matemática, cinco minutos pasaron exactamente y ya el salón está completo.

—Buenos días alumnos, abran su libro de matemática en la página treinta y seis. — Y así comienza mi día en la Universidad hasta las tres de la tarde para encontrarme con Maiquel.

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