La verdad, no sé cómo sentirme respecto al tema de mi cumpleaños. Con toda la locura que ha habido no creo que esté de muy buen ánimo para celebrarlo.

Primero, todo el susto y el temor que pasamos cuando Alma se perdió hace solo dos días, luego ayer, la visita inesperada de mi hermana y Marcos y ahora, hoy, Alma nos descubre a Nate y a mí besándonos.

Es como si el destino no nos quisiera dar ni un poquito de tregua. Tantos problemas juntos me hacer sentir agobiada es como si me estuviese ahogando y nadara y nadara, pero no consiguiera nunca llegar a la superficie por más que me esforzara.

Alma sale por la puerta protestando todavía, no le ha gustado mucho la idea de ir a la escuela hoy, quería quedarse a pasar el cumpleaños conmigo.

Nate la sigue sonriendo por el drama que la pequeña está montando, no tengo dudas, estoy segura que, en algún momento de su vida, se inclinará por las artes dramáticas.

Él se queda parado en la puerta un segundo y se gira hacia mí con una expresión diverti