— Es preciosa, Ryan — dice ella con voz chirriante, mientras pasa su mano por mi cabello. — Pero creo que le falta algo. Tal vez un poco de color.
Ericka saca de su bolsillo unas tijeras y las acerca a mi rostro. Siento un pánico indescriptible, mientras lucho por alejarme de ella, pero es inútil. Me agarra con fuerza y me corta un mechón de pelo, dejando al descubierto una herida sangrante en mi frente.
— ¡Mira, nene! — exclama con entusiasmo, mientras muestra el mechón ensangrentado. — ¡Qué bonito queda el rojo con lo pálido de su piel!
Ryan se ríe con ella, y yo los miro con desprecio. Siento que voy a enloquecer, mientras ellos siguen torturándome con sus palabras y sus acciones. No sé cuánto tiempo podré resistir este horror. Solo espero que alguien me encuentre y me salve de esta pesadilla.
Pocos minutos después, Ericka sale de la habitación dejándome nuevamente sola con Ryan.
— No te angusties, ella pronto vendrá a buscarte.
Ryan se aleja de mí con una risa descarada, deleitánd