Olivia se quedó mirando a Sebastian asustada. Se recordó que nadie nunca la había protegido ni defendido y sobre todo se permitió recordar la promesa que le hizo Sebastian al inicio de su relación. La joven le dio un trago largo a su copa de vino y finalmente le respondió:
—Dijiste que no sería mi príncipe azul, mi héroe ni jugarías a la familia feliz.—Las cosas cambian, Olivia. Pensé encontrar a una mujer sumisa y necesitada, en su lugar, te encontré a ti, una mujer luchadora, inteligente decidida a todo por una niña que ama y no es suya. Yo fui ese niño, la diferencia es que mi tía no estaba interesada en mí o mi existencia, solo mi dinero. Lo que te propongo es una relación, tan simple y honesto como eso. Tú, yo y Mili, la jodida familia disfuncional y feliz.—Entonces, qué nos queda, ¿confiar el uno en el otro?—Podríamos empezar por ahí.—Si no lo dices me iré.—¿Qué quieres que diga? —preguntó sin dejar de mirarle los labios.—Que quie