Ismael comienza a levantar la copia de los documentos cuando Leonel se levanta de la silla.
—No te vayas sin mí —ordena Leonel y se va de la oficina, Ismael ha conseguido lo que quería.
Su madre está en su cuarto doblando ropa. Él entra y la abraza.
—No quiero que pienses que voy a dejar de quererte por eso. Me criaste prácticamente sola. Si papá nos quería o no, no va a cambiar cuánto yo te quiero a ti.
—Leo —susurra su madre y se pone a llorar. Después de unos minutos, ella sonríe—. ¿Vas a ir a pedirle disculpas a tu novia?
—Sí. Y te prometo que la próxima vez que venga la traeré para que la conozcas —le asegura Leonel a su madre, mientras acaricia cabello—. Te quiero, mamá.
—Te amo, hijo —indica la mujer y la suelta.
Después de eso, y de estar seguro de que su madre estará bien. Él e Ismael vuelven a la ciudad. Una vez que ha dejado a Leonel en el hospital, Ismael se va a entregar la documentación a la fiscalía.
Leonel entra y pregunta en recepción dónde es el sector de ecografías.