"Hemos acordado casarnos, tú tienes tus propias reglas y yo también. Tengo reglas que debes seguir", dijo Lily cuando ya estaban en la habitación.
"¿Cuáles son tus reglas?", preguntó Sean.
"No son complicadas ni te van a resultar pesadas, solo te pido que no te vayas mientras yo estoy durmiendo. A partir de ahora, si quieres ir a cualquier parte, debes informarme".
"¿Todo eso es obligatorio?"
"Si no, cásate con un orangután". La molestia de Lily hizo reír a Sean.
"¿Solo eso?", preguntó Sean.
"Sí, solo eso. Si no lo haces, entonces no me valoras como a tu esposa".
"Finalmente admites que eres mi esposa", dijo Sean, feliz. "Esta noche no iré a ninguna parte, solo te acompañaré".
Lily no respondió, solo se sentó en el sofá viendo televisión.
"¿Quieres ver algo?"
"¿Qué?", preguntó Lily con curiosidad.
"Ven conmigo…"
Sean llevó a Lily a la planta baja y entró en una habitación que parecía un estudio. Lily, medio sorprendida, solo pudo quedarse boquiabierta cuando Sean mencionó algunos núme