(POV: Ishtar)
Despertar dolía.
No como cuando te golpean en una misión y sabes que el dolor es parte del precio.
No como cuando caes, sangras, y el cuerpo al menos te da la cortesía de avisarte.
Esto era distinto.
Era un dolor más suave.
Más lento.
Como si no viniera de una herida… sino de algo que se quedó dentro.
Una presión. Un peso invisible.
Como si incluso en mis sueños, algo me hubiese seguido.
Como si no hubiera descanso, ni siquiera al cerrar los ojos.
Me costó unos segundos enfocar la vista.
Techo blanco.
Luz filtrándose por una ventana que no recordaba.
El zumbido bajo de un monitor cardíaco.
Una sábana áspera que me rozaba la piel como papel de lija.
El aire olía a desinfectante.
A frío clínico.
A todo lo que odio.
Estaba viva.
Y no sabía si eso me tranquilizaba… o me enojaba.
Intenté girar.
Mi cuerpo protestó.
Una punzada me recorrió el costado, recordándome exactamente por qué estaba ahí.
Y entonces lo vi.
Harold.
Sentado junto a la camilla.
No dormía.
Tampoco