(POV: Harold)
Nunca me gustó este salón.
Demasiado mármol. Demasiada simetría.
Demasiada falsa pureza para un lugar donde se decide si mereces seguir existiendo como soldado… o como problema.
La sala del consejo de Valtherium era imponente. Circular, sin esquinas. Como si no hubiera forma de esconderse en ella. Pero todos aprendemos a esconder cosas sin esquinas, ¿no?
Nos llamaron de a uno.
Yo fui el tercero.
Adriian salió antes que yo.
Ni una palabra. Ni una mirada.
Solo ese andar rígido que usaba cuando quería disimular que estaba a punto de explotar.
Me senté frente a los seis miembros del consejo. Uniformes oscuros, capas con medallones brillantes, rostros tan tallados que podrían estar hechos de piedra.
Uno de ellos —el más viejo, con voz de lija— me miró fijamente.
—Weiss. Danos tu informe.
Respiré hondo.
No porque estuviera nervioso.
Sino porque odiaba tener que recordar.
—Durante la misión, el equipo descendió a la zona de anomalía con el objetivo de recuperar un fragment