Cuando llegamos al departamento de Adrien, ambos estábamos muy cansados, por el viaje y en parte porque Roberta nos obligó a jugar a las cartas y era un juego largo, si bien en las tres primeras rondas estábamos muy entretenidos, luego ya no lo estábamos tanto y cuando terminamos de jugar, fue un alivio.
—Estoy muy cansado, quisiera sexo pero me duele un poco la cabeza —dice, yo asiento, lo obligo a sentarse en la cama y le comienzo a desabrochar la corbata y la camisa.
—Tranquilo nene, yo puedo hacer todo el trabajo por ti hoy —digo, él asiente sonriendo.
—Sé que siempre puedo contar contigo —dice, posa una de sus manos en mi trasero y lo aprieta, de inmediato la excitación crece y ya estoy lista.
—Lo sabes —digo sonriendo.
Termino de sacar su ropa y lo empujo hacia atrás, Adrien se deja caer lentamente, pero cuando voy a subirme sobre &ea