La puerta se abre y soy reclamada por equivocación.
—Papá, ya te dije que tienes que hablarlo con César… —Se interrumpe en cuanto me ve y queda sorprendido.
—¿Qué debe hablar tu padre con César? —Arqueo una ceja fingiendo curiosidad, pero ya lo sé, ventajas de pensar que siempre me han ocultado todo.
—Madre —se pone nervioso—, no, es algo sobre el trabajo, ¿Y eso que has venido? ¿Te ha enviado papá? —se extraña.
—Sabes que me gusta venir a ver a mis hijos y más ahora que no estás con esa… —Me interrumpo en cuanto cambia su gesto en modo de advertencia.
Alejandro ya no es manipulable como antes, nunca lo fue, bueno, si se me enojaba con Isabel cuando le mentía sobre que ella me trataba mal, pero nunca fue lo suficiente para dejarla.
—Desde que estás con Nicolle, me gusta más visitarte —aclaro.
—Pues no te acostumbres, porque pienso recuperar a Isabel —me dice en un tono serio.
—¿Por qué? —no comprendo.
—Porqué la amo mamá.
Y por eso es más fácil mandar a su hermano a la cárcel que a Is