85. Simplemente perfecto.
Gabriela y Luis viajarían a su luna de miel la mañana siguiente pues no solo estaban agotados por toda la preparación hasta llegar a ese día sino también por la propia celebración, así que aquella noche la pasarían en un hotel.
Una vez se registraron aún con la ropa de la boda se dirigieron a su habitación, apenas salieron del ascensor Luis la tomó por las piernas y la levantó, — ¿Qué haces estás loco?
— Como dictan las costumbres debo cargarte en nuestra primera noche de casados.
— Pero si estoy pesadisima con lo del embarazo, ¡qué nervios!
— Tranquila, que nunca te dejaría caer, entre mis brazos siempre estarás segura.
— Confio en ti, amor y por siempre serás mi héroe.
— Te amo, mi Mérida.
Una vez entraron en la habitación Luis la colocó de nuevo en el suelo le dió un beso y le permitió observar su sorpresa, el lugar estaba adornado con flores rosas y pequeñas velas, había una mesa con lo que parecía ser zumo de manzana, frutas y quesos, la cama de dosel estaba iluminada con pe