Gabriela se sentía feliz, tenía un buen esposo, trabajó, hijos que a pesar de sus defectos le hacían sentir orgullosa, en definitiva todo lo que cualquier persona desea.

Sin embargo, había sólo un ciclo que sentía que le faltaba cerrar y por eso se encontraba allí, era Diciembre y que más que estás fechas para reconciliar su presente con su pasado, — No lo puedo creer, cuando me anunciaron tu visita simplemente pensé que se trataba de un error, pero ya veo que no.

— Supongo que tarde o temprano debíamos tener esta conversación y preferí postergarla lo más posible.

— Soy yo quien siente una enorme curiosidad, pues sí mi hijo no viene a verme en la cárcel, ¿A qué vienes tú?, me supongo que a burlarte y vanagloriarte.

— Ninguna de las dos supongo que solo quiero respuestas, ni siquiera que me pidas perdón solo deseo entender.

— Nunca te pediría perdón, de hecho un error fue confiar en quien no debía.

— No te arrepientes del daño que causaste no solo en tu hijo, tus nietos, tu esposo