Capítulo 96. Promesa de amor.
Un año después, Lía estaba parada delante del espejo, viendo cómo las mujeres de la familia le ayudaban a vestirse de novia. Hoy era el gran día.
Cuando le propuso a Marco ser su esposo, creyó que iban a casarse rápido, pero él decidió lo contrario y la hizo esperar un año. Exactamente, el mismo día en que se lo propuso.
—Dios, estoy nerviosa. ¿Es normal sentirme así? —preguntó y las tres mujeres asintieron.
—Es muy normal para una novia estar nerviosa, incluso uno llega a pensar si es mejor no presentarse a la iglesia —comentó Allegra.
—¡No, eso no! No he sentido deseos de escapar, todo lo contrario —admitió Lía—. Estoy deseando poder saltarme la ceremonia y la fiesta.
Las mujeres se vieron con complicidad y rieron a carcajadas al entender las palabras de la muchacha.
—¿Por qué se ríen? —cuestionó ella, elevando una ceja.
—De nada, de nada —respondió Isabelle—. Ahora siéntate o no podré colocarte la tiara y el velo. Y si no te has fijado en la hora, estamos quedándonos sin tiempo.
Lí