************LEONARDO************
—Pero, Leo, hijo, ¿qué haces aquí? —cuestiona mi madre, un poco preocupada, ni bien me ve—. Creí que estabas en Ibiza —señala al acercarse y tomar mis hombros con sus manos—. Mi amor, ¿estás bien? —me pregunta preocupada a la vez que yo solo me limito a exhalar pesadamente para después, negar con la cabeza como mi única respuesta.
Ante ello, mi madre me mira apenada y luego, sin esperar más, termina de acortar la distancia y me abraza.
—Leo... —susurra con algo de tristeza mientras acaricia mi espalda.
—Mamá, ¿mis hijos ya están durmiendo? —pregunto en un leve susurro.
—Solo Franco —precisa—. Luciano y Fabrizio están despiertos...
—Quiero ir a verlos... —le pido como abatido.
—Leo, mi amor...
—Ahora no, mamá —le pido lo más sutil posible al tomar sus manos y besarlas.
—Está bien —me sonríe tristemente.
—Quiero ver a mis hijos...
—Está bien, vamos, te llevaré con ellos.
—¿Y papá?
—Él ya está durmiendo; hoy se cansó mucho jugando con los niños —informa s