"¡Clarissa!", grité, empujando a Zac para entrar corriendo.
Él seguía demasiado confuso para moverse, luchando por comprender la situación. Pero yo sí conocía la situación. Sabía que algo estaba muy mal.
"¡Clarissa!", volví a gritar, escudriñando las habitaciones.
Y, finalmente, su voz respondió.