"¡¿Qué?!", grité, sintiendo como si mis piernas fueran a ceder bajo mis pies. "¿Qué acabas de decir?".
"Lo mataste...", repitió, diciéndolo con naturalidad. "¿Por qué te sorprende tanto? Creo que nunca te había visto tan disgustada por haber matado a alguien".
¿Acaso era una broma de mal gusto? ¿C