Una pieza de mi Corazón
Una pieza de mi Corazón
Por: Jossy Azuaje
Visitantes Inesperados

Si pudiera tener una varita mágica en mis manos, retrocedería el tiempo quizás hasta unos 29 años atrás y de la misma manera si tuviera el control de las acciones de los demás evitaría que mis padres biológicos me dieran en adopción, o quizás volvería en el tiempo hasta 11 años atrás, lo deseo pero no tengo varita mágica ni poder especial que pueda devolver el tiempo.

No soy una víctima de la vida y mucho menos de las circunstancias, vivo bien y los padres que me tocaron fueron buenos, aunque ya no estén conmigo. Perderlos a mis 18 años me replanteo lo que quería hacer con mi vida, mis anhelos  más profundos por darles justicia hicieron que me volviera agente del FBI.

Mis padres adoptivos  habían sido cruelmente asesinados mientras volvían a Estados Unidos, les habían dado el tiro de gracia a los dos antes de robarlos… robarles la vida porque en  realidad las investigaciones en esa época habían arrojado que el asesino no se había llevado nada.

Mi madre todavía tenía alrededor de su cuello la  cadena de oro con forma de ángel, la que había comprado reuniendo durante 1 año entero trabajando para mi tío Alex en su cafetería, sé que me pagaba demasiado para lo que hacía pero así era el, demasiado consentidor.

Hoy se cumplen 11 años de ese fatídico día para mí y como siempre mi ánimo estaba por el suelo, así no se notara en mi cara, era demasiado buena escondiendo mis sentimientos.

Me levanto de la cama a las 11 de la mañana, después de 4 horas mirando al techo, voy al baño y me miro al espejo.

La cadena que una vez le regale a mi madre reposa en mi pecho burlándose de mí en este día tan lúgubre  y cierro los ojos para respirar profundo, solo es un maldito año más.

Escucho que tocan a la puerta de mi habitación muy despacio y abro los ojos, detallo mi cara en el espejo mis  ojos azules   parecen más turbulentos que de costumbre, iguales a  un océano profundo sin fondo.

–¡Elena voy de salida!– escucho que Kiera mi compañera de apartamento grita

No le contesto, usualmente ella sabe que este día es demasiado importante para mi así que desde hace 6 años que vivimos juntas simplemente me deja sola con mi tristeza, así lo quiero, no he podido estar tranquila no he podido darle justicia a mis padres, desde que me uní  al FBI logre los contactos suficientes para que me ayudaran, toque todas las puertas pero todo fue un callejón sin salida, no habían pistan, no habían huellas, ni siquiera las balas en el cráneo de mis padres pertenecían a un arma registrada.

Demonios no podía creer que solo así debía dejarlo, tenía mi vida metida de lleno en esto, sé que podía dar con el asesino, solo necesitaba más tiempo.

sonrio con amargura...tiempo que no tenía, mi jefe quería que volviera a investigar encubierta a un imbécil traficante de drogas y estaba malditamente aburrida.

Johan kelpas era un hijo de puta demasiado inteligente, nunca dejaba nada que lo involucrara directamente.

Aunque esta vez el trabajo era diferente mi jefa quería que hiciera de puta, y por mi madre que no iba a dormir con ese bastardo solo por mi trabajo.

Escucho el timbre y sigo con la vista pegada al espejo.

Frunzo el ceño con irritación

Kiera seguro había olvidado las llaves en la mesa de la cocina, usualmente lo hacía.

Salgo del baño y me detengo frente a mi cama, la punta de mi pistola sobresale de la almohada y mientras pienso si la acomodo o no, suena el timbre otra vez.

Estoy irritada sobremanera, me giro y salgo del cuarto, camino por el pasillo de mi apartamento hasta la sala de estar que esta desordenada como siempre, el orden no es mi fuerte y tampoco el de mi compañera de piso.

Me detengo frente a la puerta porque hay algo que me está molestando y no sé qué es.

Pienso un poco más y me giro a la cocina, el apartamento es pequeño pero funcional  no necesitamos gran cosa, pudiera pagar con mi sueldo por vivir sola, pero admito que vivir con kiera lo hace un poco menos aburrido.

Suena el timbre otra vez y es cuando caigo en cuenta.

Si fuera kiera mínimo me hubiera pegado un grito ensordecedor de los suyos, pero no sé, algo me sigue molestando, los vellos de mis brazos se ponen de punta y me siento como en el campo, cuando la adrenalina por si me van a descubrir supera lo que es normal.

Pienso en regresar por mi arma cuando veo que en la mesa de la cocina esta la llave de Kiera, pero sigo sintiendo que algo va mal.

Tomo el teléfono inalámbrico que está cerca del mesón y llamo a Kiera, su número me lo sé de memoria.

Tomo un cuchillo de la encimera con la otra mano y me acerco poco a poco a la puerta, pero me pongo al nivel del piso y pego la oreja para escuchar.

El ring del teléfono de mi amiga se escucha a lo lejos pero ella definitivamente no habla, en cambio escucho a un hombre decir que su teléfono está sonando.  

–¿Estas segura que Elena Argenau está en casa? – escucho a alguien decir, a este punto ya estoy marcándole a Marcus al buro para que envié refuerzos porque algo está mal.

No escucho respuesta a la pregunta, pero a estas alturas sé que alguien tiene a Kiera y me busca a mí.

Me levanto como alma que lleva el diablo para ir a mi cuarto cuando escucho una voz que me pone los pelos de punta.

–Señorita Argenau, tiene exactamente 1 minuto para abrir la puerta, de lo contrario lavara los sesos de su amiga, serán una bella decoración para usted en este día–

A estas alturas mi corazón está latiendo como un maniaco,  miro el teléfono inalámbrico en mi mano, la llamada había conectado, un Marcus histérico está gritando al teléfono diciendo mi nombre. Sé que tuvo que haber escuchado lo que dijo el hombre, se que mi puerta tiene doble reja es imposible para cualquiera entrar, pero sé que si la abro  estoy jodida, lo único que puedo pensar es que alguien me descubrió.

El último trabajo había sido contra Orangel Black un criminal de los malos, que ahora estaba preso por mi culpa.

¡Mierda como me descubrieron!

Pienso en Kiera, posiblemente ya está muerta, me siento entumecida pero reacciono corriendo a mi cuarto, estoy entrenada para estas situaciones.

Cuando tomo mi arma empiezo a escuchar disparos, Me pongo el teléfono en la oreja.

–Marcus– digo en un hilo de voz mientras un infierno esta desatado en la puerta de mi apartamento – ¡Kiera está muerta!– exclamo y cuando lo digo en voz alta lo se, me pega de lleno.

–¡Elena, vamos en camino aguanta ya vamos para allá!– suelta Marcus tratando de calmarme

Cierro los ojos mientras sigo escuchando disparos en mi puerta, tengo que saber si Kiera está viva, no puedo dejarla.

–Kiera es muy importante para mí, no puedo dejarla a su suerte, si  por algún milagro está viva debo salvarla, lo siento Marcus, has sido un buen compañero–

Salgo de mi cuarto, sin mirar mi arma le quito el seguro cuando de repente así como comenzaron los disparos todo se detiene.

Estoy concentrada en mi puerta, mi respiración ya está acompasada, soy buena en esto.

–Señorita Elena, soy Arthur Armengaud vengo a conversar con usted sobre un asunto que le interesa, ya los visitantes indeseables han sido eliminados–

La persona que se presenta a sí misma no la conozco,  no tengo ni la más puta idea de quien es

Son sus siguientes palabras las que me hacen abrirle la puerta, sin saber que la vida como la conocía iba a terminar.

–Se quien mato a tus padres–

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