Doloroso Despertar

Cuando abro mis ojos lo primero que veo es una luz cegadora, cierro los ojos nuevamente con dolor de cabeza y trato de moverme un poco, de repente siento un dolor intenso en mi lado derecho, intento respirar profundo pero me duele el solo intentarlo.

Estiro los dedos y cierro agarrando en el proceso la tela que cubre donde estoy acostada.

Frunzo el ceño adolorida por todos lados, mientras me voy haciendo más consiente de mi misma me percato que mi pie derecho se siente demasiado pesado para ser normal.

Abro los ojos de golpe y miro hacia abajo apoyándome con mi mano izquierda, el shock llega un poco en oleadas pegándome en el centro del pecho ¿Qué paso conmigo? ¿Estoy en el Hospital?

Esto es una pesadilla, mi pie por completo y parte de mi pierna hasta la rodilla esta enyesada.

Tengo que calmarme no puedo alterarme y perderme en las emociones, debo hacer memoria, debo recordar que fue lo que me paso.

Respiro poco a poco por la nariz soltando por la boca e intento recordar que fue lo último que hice, me recuesto en la almohada nuevamente pero se me está haciendo difícil,  el dolor en todo mi cuerpo me dificulta la tarea, necesito algo para el dolor urgente, veo la intravenosa en mano derecha .

Miro alrededor desde mi posición y mi shock inicial aumenta, no soy la única en esta habitación, hay otra cama un hombre la ocupa y está conectado a una máquina de signos vitales, desde aquí no lo puedo distinguir pero tiene el pelo suficientemente largo y negro descansando en su almohada.

Gimo un poco de dolor al tratar de enderezar mi torso, con el agite visualizo el botón rojo para pedir una enfermera.

Cuando lo tomo y pulso sigo mirando al hombre, su pecho sube y baja al compás de su respiración y de repente como un rayo me golpea.

¡Él es Erick Devons!

Todo comienza a armarse como un rompecabezas,  mis recuerdos golpeándome de lleno, uno tras otro llegando de lo que ocurrió en mi apartamento después que abrí la puerta.

Toco mi cuello para cerciorarme aunque ya lo sé, el collar de mi madre se ha ido, me siento vacía.

Necesito fuerzas, en que lio me había metido, me lamento internamente.

La puerta de la habitación suena y giro mi rostro más allá de la cama de Erick, una enfermera regordeta y bajita se acerca con una bandeja de metal en ambas manos.

– ¿Cómo se siente Sra. Devons?– me pregunta y sonríe al estar frente a mí.

Me quedo como una imbécil mirándola sin saber que decir, me encontraba asimilando mi situación primero, aunque ya había deducido todo.

Arthur Armengaud había jugado a su manera, sin dejarme opciones.

Si tenía la oportunidad de verlo y sé que sería así iba a devolverle todo esto que me había hecho.

La enfermera frente a mi espera mi respuesta con una sonrisa un poco tensa en los labios.

Carraspeo para aclararme la garganta un poco

–He estado mejor, pero necesito un calmante me duele todo– le digo sincera tratando de sonreír un poco.

Veo como la enfermera suelta el aire y es cuando me doy cuenta que estaba conteniendo la respiración, quiso que pasara desapercibido pero para mí era algo muy notable.

Veo que levanta una ampolla y destapa una jeringa para llenarla.

–Su Doctor  de cabecera  le dejo prescrito un calmante para cuando se despertara, tuvo mucha suerte Señora– dice la enfermera, bajo la mirada a su uniforme y  veo que su gafete dice Joane Mcaden.

Recuerdo que Arthur me había prácticamente dicho que debía hacer que no recordaba nada así que tenía que comenzar a indagar mi situación desde ya.

–Puedes poner la cama un poco más sentada, quiero verte bien para hablar contigo–

La enfermera gira su rostro para verme tan rápido que la mirada de sorpresa tan legible no puede esconderla de mí.

–Por supuesto señora, me indica por favor cuando sea dolorosa la posición–  dice un poco nerviosa

Con su pie presiona algún botón en la cama al nivel del suelo y comienza todo a temblar a mi alrededor a su vez la cama empieza a doblarse por la mitad y a levantarme un poco en posición casi sentada.

Se hace un poco incómodo y arrugo la cara.

Joane se aparta, camina a mi lado derecho toma mi mano y  coloca el calmante poco a poco.

Necesito preguntar por la situación medica de Erick pero no sé como hacerlo, se supone que tengo que fingir que no recuerdo nada.

–¿Quién es el hombre en la otra cama?– pregunto con simpleza, con mi mejor cara de poker.

La mano de la enfermera tiembla y me mira con sorpresa.

–Señora disculpe la pregunta pero ¿hasta dónde recuerda lo que le paso?– me interroga

Trato de hacerme la pensativa y me lanzo de cabeza en este mal plan.

–No recuerdo nada, quiero llamar a mi padre Austing Armengaud por favor– le pido a la enfermera lo mas lastimera que me puedo ver.

– ¿Estas Jodidamente bromeando?– escucho una voz ronca y fría que con solo escucharla me lleva al polo norte de su frialdad, sin voltearme ya sé quién es.

¡La trama se complica para mí!

M****a… m****a y más m****a

Me giro para encararlo, Ericks devons está despierto y me mira mal, si las miradas mataran estaría 3 metros bajo tierra.

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