-¿Por qué estás llorando? Hice algo que no te gustó, ¿verdad? - se incorporó de un solo movimiento y me abrazó fuertemente-. Perdoname, he actuado como todo un aprovechado y pervertido.
Negué con la cabeza, pero había un nudo en mi garganta que no me permitía hablar. Ni yo misma sé por qué estoy llorando.
-Vayamos a descansar - se veía tan triste y mortificado.
-No hiciste nada malo, Yulek - lo atraje a mi cuerpo de un abrazo, primero porque el frío se estaba colando entre mis huesos; y, segundo, porque en realidad no quiero dejar de sentir esas cosquillas en mi piel-. Es que me pone algo sensible y emocionada que te hayas atrevido a besarme apesar de que mi piel...
-Tu piel es tan perfecta como la tonalidad más aguda y grave de tu voz.
-¿No te incómoda que tenga todas esas marcas...? - bajé la mirada entre avergonzada y triste.
-¿Por qué debería incomodarme algo que hace parte de ti? Meloncito, no sabes lo mucho que llevo deseando este momento. Esas quemaduras que han quedado para re