Capítulo Doce: Una verdad

Grenor lograba sacar su mal genio sin siquiera estar cerca de ella.

Nala esperaría a que él regresara de la oficina y pondría los puntos claros. No podía tenerla allí, así como así. Se sintió inestable y a punto de echarse a llorar.

Nala tenía la mala costumbre de llorar si estaba triste, si se enojaba o si estaba feliz, lo cual le dificulta relacionarse como un adulto responsable.

Así que no cuestionaría más a la ama de llaves, ella no tenía la culpa de que su jefe fuera un arrogante bipolar.

Nala se fue a su habitac

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