Ella ya estaba algo preocupada por tener a ésta chica de visita, pero al escuchar a los niños y oír las impresiones de ellos hacia Déborah, necesitaba hablar urgentemente con Hafid.
Mientras, como Sylvia lo había supuesto Hafid y Débora, habían salido juntos a divertirse como realmente lo pensó ella lo había invitado un buen lugar muy discreto para pasarla bien
Débora empezó con caricias eróticas y poco a poco se fueron desvistiendo, todo estaba entre ellos al rojo vivo, los besos apasionados, las caricias candentes, de pronto Hafid se quedó quieto y ella le dijo:
— ¿Sucede algo?— preguntó con fastidio Déborah.
— Lo siento, no puedo continuar con esto— dijo Hafid— y empezó a recoger su ropa.
— ¿Qué estás diciendo?— gritó Déborah— ¡Me estás despreciando como mujer, Hafid Aziz!
— Lo siento Déborah, esto entre nosotros no funciona— dijo él— eres mi familia, no puedo verte como otra cosa..
— ¡No puedo creer que me hayas hecho venir hasta acá, para calentarme toda y dejarme insatisfe