Gerald notó que Samantha se había disgustado, pero hizo caso omiso, ella sabía lo mucho que le molestaba el trato que le estaba dando su amigo a la mujer con la que él quería tener una familia. Esperó que saliera del baño para comunicarle que saldrían en horas de la mañana a visitar a su abuela, para aprovechar el fin de semana.
—Saldremos mañana a primera hora a visitar a tu abuela.
— ¿De verdad? Pensé que era broma, o solo lo decías para molestar a Andrew. —respondió Samantha con duda.
—Para nada, es un hecho.
—Quisiera llevarle un presente, pero aún no se me ocurre nada. — mencionó pensativa.
Ambos se quedaron callados por un momento hasta que Samantha rompió el silencio.
— ¡Ya sé! Le haré un perfume. Aunque no pueda disfrutarlo como se espera, quiero hacerlo por ella.
Gerald la miró asombrado, admiraba su gentileza y su buen corazón.
—Me parece un detalle muy hermoso de tu parte, sé que, aunque no te lo diga, le gustará mucho. —
A Samantha le pareció un comentario sincero y genuin