Hannah fue con la vendedora al probador. Mientras se cambiaba, escuchó una voz conocida que la alertó, la voz de Emma Becker, por lo que terminó de vestirse tan rápido como pudo y salió a defender a su hija, consciente de las obscenidades que le decía a su pequeño pedacito de mundo; sin embargo, al salir vio a la pequeña correr a los brazos de… ¡su jefe! ¡Dios mío! ¿Cómo terminó esto así?
Emma se quedó muda justo cuando Andrew levantó a Alisson en sus brazos. La nena se aferró a él, sollozando, y masculló:
—Papi, esa señora es mala, me trató feo…
Sus sollozos retumbaron por la silenciosa tienda, pues cada persona aquí conocía a Andrew Cook y eran conscientes de su estricta y fr&iacut