Capítulo 33. Resistir el deseo.
Capítulo 33.
Resistir el deseo.
Al ver que él la saca de la ducha y la sube sobre el mesón del lavamanos, Gildris se aleja rápidamente, intentando recobrar el aliento.
—Espera, espera, por favor, Bastián, por favor. —Bastián la mira confundido.
Ella intenta calmar sus emociones sujetándose del pecho.
—¿Qué pasa? ¿Acaso no lo deseas? ¿No te provocan nada mis besos? ¿Mis caricias?
—Sí, sí, Bastián, todo, contigo siento todo, eres un hombre increíble, me haces sentir muchas cosas, pierdo el control contigo, yo me siento débil cuando me tocas, cuando me besas; tú tocas todas mis fibras… —Bastián la interrumpe.
—Me dirás, ¿soy yo, no eres tú?
—¡Bastián…! —exclama suplicante. Ella lo mira impaciente, se acerca besando su pecho, sus labios, con aquella pasión que los envuelve. —Te deseo, tú eres irresistible, el hombre perfecto; yo quiero, deseo, pero no puedo, no puedo. —Algunas lágrimas escapan de sus ojos. Bastián la toma del mentón y la mira fijamente.
—¿Por qué? ¿Qué es