Salir así de un evento como ese era un lujo que solo alguien como él podía darse, alguien a quien no le importaban los chismorreos. Le abrió la puerta y dejó que pasara primero, cerró dejando tras de sí una Camila entre sorprendida e indignada.
Volvió a tomarle la mano para cruzar el lobby del edificio hasta los ascensores. No decía nada y Deanna no preguntaba, solo lo seguía. Parecía que eso era lo que él quería: silencio. Ella sabía que internamente estaba batallando con sus demonios. El trayecto hasta la planta alta fue igual; no le soltó la mano hasta que llegaron a las puertas de su oficina y él la abrió. - Lo siento… - Le dijo apoyado en la puerta una vez que entraron. - Dime que sucedió – - Lo de siempre… celos… lo lamento – Se pasó una mano por el cabello decepcionado de sí mismo. - ¿Por eso te enojaste tanto con Leonard? – - ¿Leonard? ¿Qué tanto hablaron que es “Leonard”? – Sus ojos brillaron y ella lo percibió aún con las luces apagadas.