— Eso sí que no lo vi venir— me decía Mara mientras le hablaba por teléfono. La fiesta había salido muy bien y todos estaban contentos, pero sin duda había traído muchas más sorpresas de las que habíamos imaginado.
—¿Te refieres a mi inesperado cuñado o a la invitación a una luna de miel?— pregunto y la escucho resoplar.
—Debo decir que me refería a la luna de miel. ¿Ir a Las Vegas a la inauguración de un hotel de la cadena Bellagio? ¿Con una invitación particular y justo en el día de los enamorados? Demonios, esa es mejor noticia que la parición de un hermanastro perdido de tu falso esposo. Y eso que ese es un tremendo chisme— confiesa ella como si lo hubiese analizado con mucho detenimiento — Imagino que aceptaron, ¿no?—
—Al parecer no tenemos opción de negarnos a nada de lo que digan los Pascal. Son nuestros dueños por el momento— confieso.
Oliver y yo por supuesto no estábamos muy animados con la idea, pero pusimos nuestra mejor cara. Así que en una semana teníamos que organ