>>Me recuerdas a el<< habia dicho ella, con una sonrisa perfecta que arranco el corazón de Alexander.
El millonario se quedo petrificado, sin saber que demonios decirle a ella, que seguía destrozada por un amor perdido. Con un hombre que ya no estaba en ese mundo.
Alexander simplemente se quedo allí a su lado, observándola con detenimiento.
—¿No diras nada?—pregunto la bella prostituta con delicadeza y suavidad, tragando duro mientras su corazón se aceleraba abruptamente.
Hablar… ¿Qué demonios podría llegar a decirle el a esa mujer? Una parte dentro suyo se acababa de derrumbar, junto con la absurda ilusión de poder llegar a conquistarla. Pero no, aquello era una ridiculez simplemente imposible.
Ella jamás podría verlo de otro modo que no fuera con los ojos de su antiguo amor perdido, de su primer y único amor.
Alexander estaba desesperado, eso era verdad, pero no tanto como para arrodillarse a recoger las migajas de un amor que no le pertenecia.
—Yo… no se que decirte, Bianca—admitio