3. Asimilar

Jazziel

Estoy sentado en mi escritorio revisando el último proyecto, he trabajado con los ingenieros y estamos entusiasmados con el nuevo modelo de alarmas para negocios y casas.

Mi hermana decide ese momento llamarme a mi teléfono personal, estoy tentado a no contestar, pero igual lo hago por si algo le pasa a mi sobrina Nikki.

—Hola, hermanito ¿estás desocupado, necesito hablar contigo? —me pregunta sin rodeos.

—Jessamine, estoy bien, buenos días ¿cómo va tu vida? —respondí de manera acida, dejando de lado lo que tenía en mis manos.

—Es urgente y no estoy para bromitas —la escuchaba bastante sería.

Mi hermana es menor que yo por tres años, siempre ha sido la más relajada y responsable, es una liga loca entre mis padres, yo por otro lado soy más o menos parecido a ella, fiestero responsable.

—Está bien… ¿qué sucede? —aclaré mi garganta— ¿mamá y papá…?

—Están bien, mira estoy cerca de tu trabajo, ¿por qué no mejor nos tomamos un café? —me propone.

—Bien, te espero en la cafetería de enfrente… Igual comer me cae de pelos —expresé viendo el reloj.

No contestó y colgó, la cosa debe ser grave.

Bajé sin esperar a que llegará y me acerqué a la cafetería para pedir un sándwich de carne, poco menos de media hora mi hermana entraba al local, estaba muy seria con su vestido negro y su recogido elegante.

Así iba a trabajar al laboratorio en donde trabajaba, yo salí un experto en sistemas operativos y todo lo relacionado con computadoras y ella era especialista en investigación, todo lo relacionado con el ADN, células madres y muchas más investigaciones que no entiendo mucho.

—¿Quieres pedir algo? —le pregunté en cuanto llegó, luego de que me dio el saludo de siempre, aunque un tanto tensa.

Me levanté para que se siente, tal como mi padre me lo enseñó en su momento hace muchos años.

—Sólo un café —me responde, mientras se acomoda en su silla.

Me fui a la barra para pedirle lo que quería y regresé a la mesa, en unos momentos le servirían, mi hermana estaba pensativa y callada, cuando nos veían juntos nadie pensaba que éramos hermanos, yo era el calco de mi padre y ella de mi madre, por lo que teníamos pocas similitudes.

Cuando llegó su pedido le puso edulcorante a su café y un poco de crema, revolvió todo y luego de dejar la cuchara en el platillo me vio a los ojos.

—Hace unos meses me hice una prueba de ADN —su voz era casi fúnebre y abrí los ojos de par en par sorprendido, jamás pensé que la cosa fuera por allí.

—Mmm… Está bien —respondí sin comprender que tenía eso de grave— ¿Qué pasa con eso?

—Mis datos están en el sistema y se renueva cada cierto tiempo cuando nos mandan hacer exámenes de sorpresas —explicó lentamente.

—¿Y qué tiene eso de grave, Jessa? —le pregunté mordiendo mi sándwich, luego me cayó el veinte— ¿estás enferma, Jessa?

—Hace una semana me saltó una alarma en la computadora de mi laboratorio, mi ADN había coincidido con el de alguien más que solicitó nuestros servicios— sigue con su relato como si yo no hubiera preguntado nada.

—¿Qué? Eso no es posible —levanté la voz.

—Baja la voz, no. No es ningún error, revisé tres veces antes de contactar con la persona, pero no hubo respuesta del cliente— me cuenta.

—¿Cómo que no hubo respuestas? —la miré molesto por su misterio— termina de hablar, por favor, Jessa.

Sentía un dolor de cabeza formándose a pasos agigantados.

—Tal vez no tenía para pagar la membrecía del mes siguiente, por lo que tarde en verificar el ADN —me cuenta.

—¿Cómo le contamos a mamá? —pregunté pasando la mano por mi cabello en un gesto nervioso y estresado que tenía.

—¿A mamá? —me preguntó, ahora la confundida era ella— pensé que tenías un hijo por allí regado.

Su afirmación me dejó como bloqué de hielo.

—¿Estás demente? Mis soldados jamás han dado sus frutos, porque para empezar siempre me cuido. Siempre —le especifique molesto por que creyera que era yo— pensé que hablabas de papá.

—¿Entonces me estás diciendo que papá tiene un hijo fuera del matrimonio y que ese hijo tuvo un hijo? —me preguntó anonadada. Casi como si yo estuviera loco.

Papá besa el piso que mamá camina, aun después de tantos años juntos, pero la evidencia era obvia.

—O fue el abuelo… tal vez tengamos un tío o una tía que tuvo hijos —dije calmado.

—Imposible —niega con la cabeza sacando una carpeta de su cartera—. Las coincidencias son muchas, es un porcentaje que sólo sucede cuando son parientes cercanos, como tíos o tías. Jazziel Dunn, tienes un hijo en algún lugar del mundo.

La noticia me dejó como estatua de mármol en mi sitio, se me revolvió el estómago y aparte el plato de repente asqueado, sentí como la garganta se me cerraba en pánico.

—Tiene que haber un error… Yo no tengo hijos, Jessa —me levanté sin despedirme y dejé dinero en la mesa de nuestro pedido y me fui sin despedirme.

En vez de irme de nuevo al trabajo me fui a casa, por el camino había un parque y estacioné para bajarme a tomar el aire, me desanudé la corbata y la metí en uno de mis bolsillos.

¿Tengo un hijo del que nadie me ha dicho nada?

Seria un buen padre, al menos eso creo… nunca había pensado en tener uno hasta que Jessa abrió la boca, me alegré mucho cuando Cassy y Balthazar anunciaron su embarazo, pero no pensé que eso me tocaría a mí.

A pesar de mis muchas conquistas, siempre fui precavido con eso, nunca dejé de usar condón ni borracho, tiene que ser un puto error.

Un niño de unos tres años se acercó a mí con un muñeco en una mano y su otra manito arriba chupando dedo, me veía curioso con la cabeza hacia un lado analizándome, quise tener un caramelo para regalárselo, su madre se acerca segundos después y se disculpa y se lo lleva

Me pasé el resto de la tarde viendo a los niños jugar en el parque, familias jugando y pasando un día genial y luego regresando a casa.

Una llamada entrante me saca del trance en el que me encontraba, revisé y era Elliot, contesté en piloto automático.

—Dunn —respondí poniendo el aparato en mi oreja.

—¿Dónde estás? No viniste en toda la tarde y eso de por sí, es raro —me explica Elliot el motivo de su llamada.

—Fui… a caminar —terminé por decir.

No estaba listo para repetir lo que Jessa me había dicho, necesito tiempo para asimilar esto.

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