Es verdad, aquí no había señal seguramente, y yo no me podía comunicar con él como el resto de los hombres lobos. Él había pensado en todo.
—Esto es... precioso— digo y él se acerca a acariciar mi cabello y tocar mi rostro.
—Quiero que sepas que sé cómo te sientes, y que no niego la posibilidad d