El botón estaba suelto en un abrir y cerrar de ojos y mientras bajaba el vestido por su cuerpo, se atoraba en sus curvas y yo maldecía de lo afortunado que era. ¿Cómo no la quisimos al instante? Era algo que no entendía. Mis manos iban tomando todo a su paso: su trasero, sus brazos, sus caderas.
—De