Me llamo Esteban y soy el primo de Alejandro, del CEO que me trata como un empleado más, a pesar de ser familia.
Apenas salí de la oficina de esa mujer, mi rostro se crispó de rabia.
¿¿Ella?? ¿En serio? ¿La misma que acabo de confundir con personal de limpieza?
La famosa María Araya. La misma que, según todos los susurros en las sombras de MEGACORP, iba a convertirse en la esposa de Alejandro.
Me pasé una mano por el cabello, frustrado. Había metido la pata, sí, pero lo que realmente me molestaba era otra cosa. Todo debía haberse encaminado hacia otra dirección. Lucía, la bella Lucía, esa rubia despampanante y sexy, debía haberlo conquistado, envolverlo en su telaraña de seducción calculada y cerrar el trato. Así lo habíamos planeado.
Chasqueé la lengua, caminando por el pasillo mientras masticaba mis pensamientos como chicle viejo. Y entonces, la vi.
Lucía. Sabía que andaba de novia con otro tipo, un tal Miguel, pero eso, para nosotros, nunca fue un impedimento.
Estaba de espaldas, o