Dame un respiro

Capítulo 107 Dame un respiro

—Y ya me aburriste, Carla. ¡Lárgate de aquí! No te lamentes tanto, mi hermanito es noble, es mejor que yo, no te dejara en la calle. Tú… maldita, afortunada, de la noche a la mañana, sin trabajar y sin merecerlo, solo por haber sabido atrapar a un hombre estúpido, serás millonaria. Aprovecha tu buena suerte en vez de pensar en ridiculeces—le dijo, dándose la vuelta para dirigirse a su habitación.

Sus pasos eran inestables y tambaleantes, un reflejo de su mente saturada por el alcohol. Se tambaleó, apoyándose en la pared del pasillo para no caer.

Carla lo vio caminar alejándose. Su rabia se transformó en una impotencia desesperada.

—No me puedo ir así. Con este olor a licor —masculló para sí misma, la humillación, quemándole el rostro. Preguntándose que más podía pasarle.

—Haz lo que te dé la gana, ya nadie te quiere. Yo tampoco te quiero. No me inspiras nada más que asco. —murmuró Michael da medida que caminaba, su voz ya lejana—. Solo no quiero verte aquí
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