-Escucha, desde el instante en que me dijiste sobre tu embarazo, aunque en un primer momento me shockeó la noticia, no puedo negarlo porque, en serio, no estaba preparado ni en sueños para algo así, aun así, apenas conseguí procesarlo, me sentí… feliz. Raro, ¿no? Desde que tengo mi empresa, nunca me interesó ese tipo de cosas, me dije a mí mismo que ya habría tiempo para eso, cuando todo lo que refería a mi empresa y su ascenso estuviera listo. Primero por tener que levantarla, luego por hacer que tuviera un nombre, después por conseguir un mayor crecimiento y más alcance, con más clientes y contratos importantes, para a continuación también tener que lidiar con tu padre, y así, una y otra vez, lo pospuse para más adelante. Las fiestas y reuniones no me interesaban, eran una pérdida de tiempo y los que las poblaban no tenían (en su mayoría) ningún interés para mí más allá del comercial, quizás. Y luego, una noche, llegas tú y pones mi mundo patas arriba.

El rostro de Daniela muestra u