La consternación en su rostro me resulta cómica, pues pareciera que le hubiera dicho que pienso comprarle un traje espacial.
-No solo un vestido, vamos a buscar el que te haga resaltar entre todas esas mujeres que creen que, por tener dinero, eso les dice que son las reinas y mostrarles así, que están en un error.
-¿No estás exagerando un poco?
-En lo absoluto, jamás te han tratado como te mereces, y aunque no puedes ser tu misma y restregarles en el rostro a todos esos idiotas tu nueva vida, sí que puedes mostrarles que eres mejor que todos ellos y mucho más hermosa que todas ellas. Será divertido, ¿no crees? En un mundo lleno de hipocresía y donde las apariencias son lo único que importa, tú serás quien les reviente su burbuja.
-¿Tu secretaria va a hacer eso?
-Claro que sí, serás mi acompañante, así que ahí no importará el puesto.
-Si tú lo dices…
-Ya vamos, estoy deseando verte con vestido. Ya te he visto de otras formas, sobre todo con tu sexy “traje natural”, solo me falta és