Dos dĂas despuĂ©s. — Listo su majestad, ha sido todo por hoy, con su debido permiso me retiro. — DecĂa el profesor de Virginia, quien le daba lecciones de la historia y costumbres Maitanas. Una vez que la joven Reina saliĂł se encontrĂł con su amiga y soldado guarda espaldas, Tiana. — ÂżYa está en su tiempo libre mi Reina? — PreguntĂł la mujer pelirroja sonriente. — Oh vamos Tiana, ya te he dicho que no me llamaras asĂ cuando estamos solas, puedes decirme solo "Vini" como siempre. — Lo sĂ©, pero a veces es bueno decirte apropiadamente "su majestad" aĂşn más cuando estamos en pasillos tan abiertos como estos, en cualquier momento puede pasar alguien. — Comentaba Tiana preocupada. — Por cierto, escuchĂ© que habrĂa una fiesta está noche, hay gran movimiento en el salĂłn principal del palacio del Rey. — ÂżFiesta? Que extraño… Yo no sabĂa de nada. Normalmente ÂżEsas cosas no se me deben informar al menos una semanas antes? — Bueno… Es que su majestad no tiene ni siquiera siete dĂas de que se c
La hermosa concubina Abril, hija del duque Brown en el Reino de Maita, se encontraba sentada en una elegante silla en su jardĂn. Su cabello lacio, largo y de un hermoso rubio claro peinado perfectamente en una elegante trenza, ella lucĂa un radiante vestido de tonalidades blancas y melocotĂłn.Frente a Abril se encontraba la mesita adornada con flores de la estaciĂłn veraniega, las cuales sus bellos ojos verdes limĂłn veĂan fijamente. La fina taza de tĂ© con hermosos patrones de rosas amarillas frente a ella acompañada de un pequeño plato con algunos mini pastelillos de tonalidades alegres daban un ambiente animado en su hora de descanso. Abril extendiĂł su mano enguantada sosteniendo la taza y acercándola elegantemente frente a ella. — ÂżLo sabe ya? — PreguntĂł seriamente a una de sus damas de compañĂa y a la vez, su mejor amiga, Lady Chantelle. Chantelle Lorens era una mujer joven de cabello cor
Ante las palabras de Virginia, las mujeres en el salĂłn de vestir de la Reina, se comenzaron a ver las unas a las otras sin saber que opinar al respecto. — Entonces… — InterrumpiĂł Ă©l silencio incĂłmodo Tiana. — ÂżPor quĂ© no pruebas simplemente eligiendo lo que más te guste a ti? Virginia dejĂł de cubrir su rostro, mostrando sus ojos azules rojizos y llorosos a su amiga soldado. — ÂżLo que me gusta? — SĂ, no pienses en Ă©l, que hará o que usará, solo elige lo que tĂş quieras, ÂżCuál de todos esos hermosos atuendos quiere lucir esta noche? Recuerda que es la fiesta de compromiso de un BarĂłn celebrada en el castillo principal del Rey, un hombre que es al mismo tiempo comandante del ejĂ©rcito y mejor amigo de nuestro Rey, asĂ que debe ser algo elegante, con clase y que no sea tan glamuroso como para opacar a la prometida del BarĂłn. Virginia asintiĂł lentamente al comentario de Tiana, la hermosa Gorianita se puso de pi
Tap, tap~ El sonar de los tacones de la joven y hermosa Reina de solo diecinueve años, la Gorianita Virginia Wiztan se escuchaban por las largas escaleras que se dirigĂan a ese salĂłn bajo. Virginia posĂł sus hermosos ojos azules zafiros en el hombre que estaba esperando por ella acompañado de algunos soldados de escolta, como era habitual en Ă©l. Ella se sorprendiĂł. Ese atractivo Rey de cabello oscuro y penetrantes ojos dorados estaba vestido con un elegante traje a juego con el vestido de ella. Virginia que creyĂł que Ă©l aprovecharĂa esa oportunidad para dejarla en mal, al final… No lo hizo. Algo que le pareciĂł muy extraño. No lo habĂa visto ni habĂa sabido nada de Ă©l en dos dĂas. DespuĂ©s de la peor noche en toda su vida, esa en la que fue tomada a la fuerza y ese hombre le arrebatĂł su pureza volviĂ©ndola su mujer. Ella finalmente terminĂł de bajar
Cabello oscuro largo y atado con una cola que llevaba cayendo del lado de su hombro izquierdo, ojos finos y cafĂ©s claros, traje impecable de un tono blanco con cafĂ© oscuro y un poco de rojo. El Márquez Sebastián Forsten pedĂa un baile con la Reina extranjera, Virginia Wiztan. AtĂłnita. Virginia no sabĂa que decir o cĂłmo reaccionar, ella volviĂł a ver hacia el Rey Maitano y a la vez su esposo. Lance Lamparth asintiĂł lentamente una Ăşnica vez con su cabeza y desvĂo su mirada de Virginia nuevamente a los invitados del evento. Virginia tragĂł en seco y seguidamente extendiĂł su mano aceptando la peticiĂłn de ese Márquez de Maita. Cada paso que ella daba hacia el salĂłn de baile siendo escoltada del brazo por ese apuesto hombre de treinta y dos años, estaban llenos de nerviosismo. ¡Ella estaba pálida! Virginia creĂa que se iba a desmayar… Ese hombre no era cualquiera.Â
Virginia no podĂa creerlo, ahora ella se encontraba de pie entre los brazos de ese BarĂłn reciĂ©n comprometido. — Virginia… Lo siento, realmente lo siento mucho, todo esto, todo lo que estás viviendo ha sido mi culpa… Aunque te pida perdĂłn mil veces sĂ© que no borrará lo que ya has tenido que vivir. — Se disculpaba el BarĂłn con una sincera expresiĂłn de arrepentimiento. Virginia que habĂa estado en shock hasta ese instante le empujĂł con fuerza causando que el BarĂłn se desestabilice y la suelte. Ella terminĂł cayendo sentada en el cĂ©sped. Él rápidamente se acercĂł con intenciones de volver a levantarla. — ¡NO! — GritĂł Virginia temblorosa. — ¡No me toques! ¡No me pongas ni un dedo encima! Tú… ¡Estás comprometido! Eres feliz con esa señorita y ella parecĂa ser alguien dulce, pura e inocente, alguien tierna con la que seguramente tendrás una vida muy feliz… AsĂ que no… No te quiero cerca de mĂ nunca más.Â
Virginia quiso responderle a ese hombre con insultos. ¡Ella querĂa golpearlo o escupir en su rostro y salir corriendo!Pero… SabĂa que ese hombre no era un juego. Ella sabĂa que en el instante que hiciera eso, serĂa sentenciada a muerte. Lance Lamparth era un tirano que la aterraba. Un curioso recuerdo pasĂł por su mente en ese instante. Ese cuando lo conociĂł por primera vez, cuando ella se encontraba en su cuarto de refugio en su propio castillo en el Reino de Gorian y Ă©l la encontrĂł y le apuntĂł con su espada. Hace poco más de un año de aquella terrorĂfica experiencia. …..El cuerpo de la joven comenzĂł a temblar en ese instante. Lance lo notĂł. Sin embargo, una semi sonrisa se mostrĂł en sus labios, Ă©l disfrutĂł verla perder el control. Él siguiĂł inclinado hacia Virginia y susurrĂł buscando que ella cayera
Cuando la Reina de Maita comenzĂł a leer la carta, la guardo de inmediato sorprendiĂ©ndose. — ÂżQuiĂ©n es el remitente su majestad? — PreguntĂł Tiana acercándose a la joven Gorianita. Virginia nerviosa negĂł rápidamente con la cabeza. — No es nadie de importancia. — RespondiĂł ella mostrando una sonrisa llena de nerviosismo y caminando rápidamente hacia su modista. — Continuemos mi preparaciĂłn. — AñadiĂł. "ÂżPor quĂ© esa extraña reacciĂłn?" PensĂł Tiana curiosa. "ÂżPodrĂa tratarse de… El barĂłn?" "No, no hay manera que una carta de Ă©l haya llegado tan casualmente a no ser que tenga… Bueno… Si hay posibilidad, quizá tenga algĂşn infiltrado, no, siendo el barĂłn Jones, tiene muchas amistades en el castillo principal del Rey Lance" PensĂł la soldado. ••••••••••VarĂas horas más tarde. En un hermoso y amplio jardĂn en los terrenos del ca